Leyendo el libro de Los estados carenciales de Ángela Vallvey, había un fragmento de este otro libro que me ha parecido precioso: Que en el principio, cuando el mundo era joven había muchas ideas pero nada que fuera una verdad: El hombre se hacía sus verdades y cada verdad era el compuesto de muchas ideas vagas. En todas partes del mundo hubo verdades y todas ellas eran hermosas. El anciano había enumerado cientos de las verdades en su libro. No trataré de decírselas todas. Estaba la verdad de la virginidad y la verdad de la pasión, la verdad de la riqueza y la pobreza, de la frugalidad y el desenfreno, de la indiferencia y la entrega. Cientos y cientos eran las verdades, y todas eran hermosas. Y luego vino la gente. Cada cual, cuando aparecía, se apoderaba de una de las verdades, y algunos que eran muy fuertes se apoderaban de una docena. El anciano tenía totalmente elaborada una teoría referente al asunto. Su idea era que en cuanto una persona tomaba para sí una de las verdades, la l...