Alegato Estoy lleno de vida, conservo la memoria feliz de cuando no fui hombre, un regusto de savia entre los labios y un dolor en la frente como de nidos tiernos contra los vientos altos. Sé que fui árbol, sé que algo de árbol me queda todavía en la tos de resina y en el pálpito del fuego; a mi sombra se acoge la paz del caminante y a mi canción acuden los pájaros sonámbulos. No sé vivir sin cuatro cosas simples: sin luz, sin aire fresco, sin lluvia en primavera y sin sol en verano. Si me han de recluir sólo les pido que el lugar tenga patio. El Poema Punto y coma, tris tras, ya la navaja sobre el papel rasura los signos insurrectos, recorta las patillas, equilibra el bigote y con llaves de alcohol cierra los lacios poros. Se mira en el espejo, como quien no, el poema; paga el servicio y deja generosa propina si no advierte la caspa ni algún que otro rasguño. Se despide en voz alta de los demás clientes. Y cruza la avenida creyéndose otra cosa.