Llamadme Ismael. Hace algunos años, cuando me encontraba con muy poco o ningún dinero en el bolsillo y en una tierra que no tenía especial interés para mí, se me ocurrió ponerme a navegar, con el fin de conocer los mares del globo terráqueo. Siempre que empiezo a sentir que un rictus sombrío me contrae los labios, que los ojos se me nublan y que la melancolía se apodera de mi alma, creo llegado el momento de haceme a la mar lo más aprisa posible. Lo que no significa que se me ocurra navegar nunca como pasajero. Porque, para navegar como tal, es preciso tener bolsa, y ¿qué es la bolsa más que un trapo, a menos que vaya repleta? Además, el pasajero se marea, se irrita, no duerme por la noche, ni se divierte gran cosa por regla general. No; jamás voy de pasajero, ni de capitán, ni de marinero....
MOBY DICK
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