-¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo de¡ medio- día y tus ¿Ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro. Es la tierra la que crece; se hace blanda, verde, flexible. El terrón enmohecido, la costra de los vicios árboles, se desprende, regresa. ¿Lo has visto? Las plantas caminan en el tiempo, no de un lugar a otro: de una hora a otra hora. Esto puedes sentirlo cuando te extiendes sobre la tierra, boca arriba, y tu pelo penetra como un manojo de raíces, y toda tú eres un tronco caído. -Yo quiero sembrar una semilla en el río, a ver si crece un árbol flotante para treparme a jugar. En su follaje se enredarían los peces, y sería un árbol de agua que iría a todas partes sin caerse nunca.
Durante miles de años la cultura japonesa ha apreciado a la grulla como símbolo de honor y lealtad. La grulla es un ave majestuosa que se asocia con la vida y es extremadamente leal con su compañero. El ave es fuerte, agraciada y hermosa. A causa de su gran importancia, los japoneses creen que si una persona hace 1,000 grullas puede cumplir su deseo más preciado. A lo largo de todo el Lejano Oriente, la grulla es considerada un pájaro de buen augurio y es conocida con varios nombres: “el ave de la felicidad”, “la grulla celestial”, “el ave de la paz”. El Japón, después de la segunda guerra mundial, el “origami” (técnica de realizar figuras con papel doblado) hizo de la figura de la grulla de papel un símbolo de la paz y la esperanza. Como motivo de tatuaje, la grulla puede ser un símbolo de elegancia, sabiduría, paz y amor por la vida. Aunque puede confundirse ocasionalmente con las cigüeñas y las garzas, las grullas pertenecen a una familia de aves propia. Según algunas l...
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