El oficio de trementinaire fue una actividad exclusiva del valle de La Vansa y Tuixent en la comarca del Alt Urgell. Ejercida mayoritariamente por mujeres, tenía como objetivo complementar la economía doméstica de la familia y aportar liquidez en forma de dinero, en un contexto donde los intercambios monetarios eran escasos.
Las trementina se desplazaban por Cataluña siguiendo unos itinerarios prefijados con el fin de vender la trementina, hierbas medicinales y otros productos de montaña. Los viajes de las trementinaires tenían también como objetivo comprar u obtener objetos y recursos que no eran accesibles a la montaña. Como dice el antropólogo Juan Frigolé "ir por el mundo fue una de las estrategias adaptativas de un campesinado de montaña con una economía de autoconsumo, en el contexto de una economía mercantilizada».Salían del valle generalmente por parejas y viajaban a pie o en transporte público cuando era posible. Generalmente salían dos mujeres, una joven y una más grande, con más experiencia. En general eran de la misma familia, hermanas, madre e hija o abuela y limpia. La confianza entre ellas era muy importante ya que la gran transmitía a la aprendiz no sólo los conocimientos sobre plantas y trementina sino también las artes medicinales, los circuitos de venta y los clientes potenciales. Durante el trayecto se hospedaban en casas particulares donde se las acogía a cambio de hierbas y remedios. Sus circuitos habituales incluían las comarcas de los dos Pallars, la Cerdanya, los dos Urgell, Anoia, Bages, Osona, los dos Valleses, el Barcelonés, la Selva, el Gironés, los dos ampurdanés y la Garrotxa. Pero también llegaron hasta Arán, el sur de Francia, Tarragona y Aragón. Solían hacer dos viajes al año, uno en otoño del cual retornaban por Navidad, y otro tan pronto habían matado el cerdo y que duraba hasta la Pascua. El primer viaje de una trementinaire que tenemos documentado fue en 1875. El último lo hizo Sofía Montaner en 1984.
Sofía Montaner empezó a ir por el mundo con su abuela y luego con su madre. También fue a servir a Terrassa. Su padre tenía un rebaño no trashumante, pero lo perdió durante la guerra.
En 1936 se casó con Miguel Borrell que era del mismo pueblo, hijo de trementinaire. Miquel había ido por el mundo con su madre porque no tenía ninguna hija. Su padre trabajaba en el bosque e iba a segar. Miquel también hizo durante mucho tiempo de segador y de leñador.
Tras la Guerra Civil, Sofía fue por el mundo con su suegra, con las dos hijas mayores separado, con chicas alquiladas, con una mujer de su pueblo de la misma edad, y finalmente con su marido, con quien viajó hasta 1982. Este es uno de los pocos casos en que un hombre ejerció el oficio.
Sofía hizo el último viaje en 1984 cuando contaba 73 años.
En diciembre de 1998 se inauguró en Tuixen el Museo de las trementina, un homenaje a estas mujeres valientes y una nueva contribución post mortem a las transformaciones económicas, culturales y sociales del valle de La Vansa.
GRACIAS AL PROGRAMA EL ESCARABAJO VERDE DE RTVE
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