Los
Cuentos Maravillosos de las orillas del río Níger
publicados por Safiatou Amadou y José Manuel Pedrosa en Miraguano Ediciones son
un reflejo, como expresa su editor, de “la cultura tradicional de un pueblo
cuyo modo de expresión esencial, un siglo tras otro, ha sido esa voz que ahora
prolonga su vida en la escritura” (p. 12). Estas
voces, fijadas en el tiempo a través de la escritura, constituyen una pequeña
representación de un patrimonio cultural mucho más amplio, el de la tradición
oral de la etnia djerma-songay, pueblo de
agricultores sedentarios afincados desde el siglo VII en las orillas del Níger.
Las palabras que se reúnen en este libro son “palabras que los djerma-songay
pronunciaron con su acento propio pero que otros pueblos relatan con el acento
de otros lugares, haciendo justicia a lo que de forma más profunda y auténtica
caracteriza a los cuentos: el ser de cada uno y el ser de todos, el no ser en
exclusiva de nadie” (p. 16). No podríamos encontrar
una definición más acertada de la universalidad del cuento que la que nos
ofrece el propio J.M.Pedrosa en su excelente prólogo, en el que encontramos un
minucioso estudio de los relatos desde el punto de vista de la Literatura
Comparada. El trabajo preliminar aporta al lector una idea certera del
mestizaje entre culturas y tradiciones y, al mismo tiempo, contribuye a
demostrar que“bajo los tonos distintos de nuestra piel y los registros diferentes
de nuestras lenguas, laten culturas, pensamientos, sentimientos y emociones más
parecidos y cercanos de lo que mucha gente está dispuesta a creer” (p. 13)
J.M.
Pedrosa ejemplifica las anteriores afirmaciones a través de sugerentes
paralelismos entre cuentos, motivos, leyendas y tradiciones recogidas del
acerbo cultural de los djerma-songay y otros textos
extraídos de diferentes tradiciones de todo el mundo. Desde el cuento “Del
galápago et del Ximio”, recogido en el Calila et
Dimna por el rey Sabio, hasta relatos del Soushenji, la gran compilación de cuentos chinos realizada por Gao Bao en el
siglo IV, pasando por pasajes del Ricardo III de
William Shakespeare o del Persiles y Segismunda de
Miguel de Cervantes.
Especialmente
sorprendentes y atractivos resultan las analogías de las leyendas y
supersticiones de los djerma-songay con otras mucho
más cercanas a nuestra tradición. Por ejemplo, las leyendas número 74 y 75,
recogidas directamente por Safiatou Amadou de boca de su madre, tituladas “La
aparición protectora en medio de la noche” tienen una
motivación parecida a la leyenda urbana contemporánea de “La autoestopista
fantasma”, compilada por el propio J.M. Pedrosa en La
autoestopista fantasma y otras leyendas urbanas
(Madrid: Páginas de espuma, 2004). Otras similitudes llamativas aparecen al
comparar los textos con supersticiones populares andaluzas recogidas por
Alejandro Guichot y Sierra[1]
o por el emblemático etnólogo Julio Caro Baroja[2].
J.M.
Pedrosa cierra su exhaustivo prólogo con la alusión a una serie de creencias
relativas al ciclo de la vida - concepción, embarazo, nacimiento y muerte -
extraídas igualmente de la tradición djerma-songay.
Dichas creencias, como demuestra Pedrosa, cuentan con numerosas variantes
atestiguadas en la geografía nacional a través de la Encuesta promovida en toda España por el Ateneo de Madrid entre los años 1901 y
1902. Los datos en torno a “Vaticinios respecto al sexo y cómo se hacen.
Creencias acerca de la influencia del año, mes, día y hora y fase de la luna en
que ocurra el nacimiento” coinciden asombrosamente con
las creencias recogidas a orillas del río Níger. Como explica J.M. Pedrosa, “desde
el momento de la concepción hasta el momento de la muerte, la vida de los
djerma-songay de Níger se halla rodeada de magias, de maravillas, de hechizos,
de pequeños milagros (...) palabras con las que los djerma-songay intentan
interpretar los avatares de la vida y de la muerte, los misterios que rodean a
los hombres y mujeres de la sabana, inmersos en un mundo al mismo tiempo
peligroso y paradisíaco, precario para los individuos y perdurable para los
hombres” (p. 73). Los lectores comprobarán que estos “avatares de la vida y de la
muerte” son comunes a toda la humanidad y permanecen
insertos en la imaginación y creencias de todos los pueblos superando
distancias geográficas y temporales.
Los
ochenta relatos que recopila el libro incluyen una serie de cuentos etiológicos
protagonizados en su mayoría por animales, un grupo central de relatos de magia
más extensos con personajes humanos y un conjunto final de textos más breves
que desarrollan diferentes prohibiciones, creencias y leyendas de los djerma-songay.
En
los primeros relatos del libro podemos descubrir cómo el cielo se alejó de la
tierra por culpa de una mujer curiosa que infringe la prohibición de majar el
grano, que el arco iris es en realidad una serpiente-genio que sube al cielo
para beberse el agua de la lluvia o de dónde provienen las características
distintivas de los animales de la sabana. El lector podrá seguir igualmente las
peripecias de los diferentes animales “tipo” de los cuentos africanos, que
enseñan al oyente cómo la inteligencia triunfa siempre por encima del tamaño y
la fuerza. De este modo la astuta tortuga, a pesar de su lentitud, podrá vencer
siempre a sus contrincantes y la liebre, el animal más sagaz de la sabana,
consigue engañar a la pantera, al elefante y al león y obtener la mano de una
hermosa princesa.
Los
relatos centrales comprenden hermosos cuentos de magia como “La joven de
mantequilla que se derritió al freír sésamo”, una
singular narración que pone de relieve la importancia de la maternidad dentro
de la tradición africana desarrollando el siguiente argumento: una anciana
señora sin hijos encuentra un día una hermosa muchacha barriendo su casa, la
joven “le explicó que ella no era sino la mantequilla que tenía guardada en
el “degara” de su casa, y que Dios, apiadado por la desesperación de la mujer
había dispuesto que aquella mantequilla se transformara en muchacha”. La mujer decide adoptar a la excepcional muchacha y darle el nombre
de Mantequillita:” Mantequillita
ayudaba a su madre en todas las tareas domésticas, excepto en la cocina,
ya que por ser de mantequilla, podría derretirse con sólo acercarse al fuego” (p. 181)
El
cuento de “Los hermanos gemelos, la serpiente y el antílope” expone el tema del doble, de la fidelidad y del engaño a través de
las aventuras de dos hermanos gemelos que vencen dos terribles maldiciones. El
motivo de la identificación del
vencedor por medio de un zapato olvidado, que reproducimos a
continuación, nos recuerda inevitablemente al cuento europeo de Cenicienta y es
otra muestra de la universalidad de los motivos folklóricos: “ El muchacho
dejó a propósito allí uno de sus zapatos y la funda de su espada, y fue a
alojarse a casa de una vieja que vivía apartada del pueblo.(...)Todos los
muchachos del pueblo hicieron la prueba del zapato y de la funda de la espada,
pero a ninguno les quedó bien el zapato, ni se ajustaron sus espadas a la
funda.” (p. 192) .
En el relato siguiente “El niño que venció al diablo y se supo gracias a su
zapato” se incluye el mismo motivo de reconocimiento
del héroe mediante un objeto olvidado a propósito.
El
cuento número 37, “La princesa que se casó con una serpiente de setecientos
años”, a nuestro juicio uno de los más bellos, integra
el difundido tópico universal del tabú de mirar al esposo sobrenatural, que una
vez roto, origina la huida del cónyuge maravilloso. La comparación de los
motivos
de este relato con los de la historia de Psique y Cupido, relatada por Apuleyo en su conocida novela Asinus Aureus, puede ser muy útil, como afirma J.M. Pedrosa en su prólogo,
“
para que podamos hacernos una idea de las complejas posibilidades combinatorias
de las piezas que constituyen el engranaje narrativo de los cuentos, y también
de las muchas y variadas opciones de análisis que nos ofrece este repertorio de
relatos djerma-songay” (p. 31).
http://www.culturaspopulares.org/textos2/notas/alvarez.htm
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