SOLMAN
Solidaridad Manchega con los países del Tercer Mundo.
CIUDAD REAL.
Sobre el artículo de Lourdes Zambrano “El voluntariado en cuestión”.- Cuadernos C.J., nº 105, marzo-2001.
Modelos de solidaridad.
Podemos considerar tres modelos básicos:
a) Modelo asistencial: Equivaldría al famoso “dar el pez”, para que alguien pueda comer.
b) Modelo promocional: Vendría a ser el “regalar la caña y enseñar a pescar”, para que cada uno sea capaz de valerse por sí mismo y buscar su propia comida.
c) Modelo estructural: Equivaldría a “crear las condiciones para que el que tiene la caña y sabe pescar pueda pescar realmente”; lo que supondría, por ejemplo, que existan ríos no contaminados donde poder practicar la pesca, que esos ríos no estén en el terreno particular de algún terrateniente que no permite el paso, que haya leyes justas para que todos puedan pescar.., etc.
Quedarse en el primero, o en los dos primeros modelos, puede suponer colaborar en el mantenimiento de los males estructurales que provocan las situaciones cuyos efectos queremos solucionar, paliando estos efectos y aliviando sufrimientos que son responsabilidad de toda la sociedad y que, de esta manera asistidos, pierden virulencia y gravedad. Es decir, se pueden resolver algunos problemas personales, pero no se soluciona el problema.
Esto no quiere decir que los modelos asistencial y promocional no puedan y deban funcionar en determinadas ocasiones, sino que debemos considerarlos insuficientes mientras no nos preguntemos el porqué de las situaciones que obligan a estas actuaciones, mientras no analicemos las causas de las mismas, las responsabilidades personales y colectivas, los nuevos caminos que se deberían emprender y los cambios necesarios para marchar por ellos...; es decir, mientras no consideremos la dimensión política o estructural de nuestro quehacer.
Para ello hay que estar dispuestos...
- a informarse / formarse para entender cómo funcionan en el mundo los mecanismos que generan dolor e injusticia, de los cuales podemos formar parte;
- a entrar en procesos de cambio personal que – a la vista de lo analizado, de lo que se va descubriendo – nos pueda ir transformando en personas nuevas;
- a denunciar con vigor las situaciones de injusticia, opresión y dominación, luchando contra ellas por los medios más adecuados.
Solidaridad Manchega con los países del Tercer Mundo.
CIUDAD REAL.
Sobre el artículo de Lourdes Zambrano “El voluntariado en cuestión”.- Cuadernos C.J., nº 105, marzo-2001.
Modelos de solidaridad.
Podemos considerar tres modelos básicos:
a) Modelo asistencial: Equivaldría al famoso “dar el pez”, para que alguien pueda comer.
b) Modelo promocional: Vendría a ser el “regalar la caña y enseñar a pescar”, para que cada uno sea capaz de valerse por sí mismo y buscar su propia comida.
c) Modelo estructural: Equivaldría a “crear las condiciones para que el que tiene la caña y sabe pescar pueda pescar realmente”; lo que supondría, por ejemplo, que existan ríos no contaminados donde poder practicar la pesca, que esos ríos no estén en el terreno particular de algún terrateniente que no permite el paso, que haya leyes justas para que todos puedan pescar.., etc.
Quedarse en el primero, o en los dos primeros modelos, puede suponer colaborar en el mantenimiento de los males estructurales que provocan las situaciones cuyos efectos queremos solucionar, paliando estos efectos y aliviando sufrimientos que son responsabilidad de toda la sociedad y que, de esta manera asistidos, pierden virulencia y gravedad. Es decir, se pueden resolver algunos problemas personales, pero no se soluciona el problema.
Esto no quiere decir que los modelos asistencial y promocional no puedan y deban funcionar en determinadas ocasiones, sino que debemos considerarlos insuficientes mientras no nos preguntemos el porqué de las situaciones que obligan a estas actuaciones, mientras no analicemos las causas de las mismas, las responsabilidades personales y colectivas, los nuevos caminos que se deberían emprender y los cambios necesarios para marchar por ellos...; es decir, mientras no consideremos la dimensión política o estructural de nuestro quehacer.
Para ello hay que estar dispuestos...
- a informarse / formarse para entender cómo funcionan en el mundo los mecanismos que generan dolor e injusticia, de los cuales podemos formar parte;
- a entrar en procesos de cambio personal que – a la vista de lo analizado, de lo que se va descubriendo – nos pueda ir transformando en personas nuevas;
- a denunciar con vigor las situaciones de injusticia, opresión y dominación, luchando contra ellas por los medios más adecuados.
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